Sobre
todo a partir del conocido programa de televisión ‘Supernnany’, todos hemos aprendido
cómo funciona el llamado sistema de puntos para intentar mejorar el
comportamiento de los niños. Pero con frecuencia, padres y profesores nos
cuentan que no creen en ello porque sólo funciona al principio, pero que no
termina de modificar la conducta del niño. Sin embargo, desde hace tiempo
existen multitud de investigaciones que nos demuestran que esta técnica es una
poderosa herramienta educativa, sobre todo con los estudios de Kazdin, Azrin y
Ayllón desde los años 70.
Quizás el no funcionamiento de la también llamada economía de fichas
(‘token economy’ en inglés) se deba a la aplicación ‘superficial’ de la técnica
y la confusión en el concepto en sí (no es un simple intercambio de un premio a
cambio de hacer algo que queremos). Básicamente, consiste en la entrega de
reforzadores positivos (fichas o puntos de distintas formas), de manera
contingente a la aparición de la conducta deseada, que se cambian más tarde por
refuerzos más valiosos. Pero no es sólo eso, el fin principal es establecer
hábitos de conducta que se automaticen y perduren en el tiempo. Es todo un
proceso con distintas fases, desde el diseño de los objetivos de forma clara y
las conductas concretas a modificar, la elección personalizada de los premios y
el seguimiento en la implementación, con sus ajustes según va transcurriendo el
procedimiento. Por eso, es importante que el diseño y la aplicación de la
técnica la realice un profesional formado en ella para asegurarnos el éxito.
El Dr. Alan Kazdin, en su libro The
Kazdin Method for Parenting Defiant Child (El método Kazdin para la crianza
del niño desafiante), nos cuenta algunos errores
comunes a la hora de desarrollar un sistema de puntos.
Error 1: Centrarse en eliminar las conductas negativas en vez de enfocarse en aumentar las conductas positivas.
Siempre es mejor que un niño aprenda a vestirse
bien, que no ser castigado por no hacerlo o por dejar su ropa desordenada.
Primero, porque la conducta positiva suele ser incompatible con la negativa.
Además, cuando nos enfocamos en detener una conducta no deseable, no
controlamos la que puede ocurrir en su lugar, que puede ser positiva o
negativa. Y es más beneficioso para la autoestima del niño si aprende algo que
puede hacer, en vez de controlarse para evitar lo negativo. En realidad, es
enseñar a hacer, en vez de ‘a no hacer’ es más educativo.
Error 2: Proponer objetivos iniciales demasiado grandes.
Es importante elegir objetivos concretos y
sencillos, cuanto más pequeños y accesibles sean éstos, mayor será la
probabilidad de alcanzarlos. Y estos éxitos permitirán lograr objetivos más
grandes.
Además, es mejor plantearse pocos que un gran
número de ellos. Enfocarnos en algunos, y cuando éstos se hayan cumplido o en
proceso de ello, pasar a los siguientes.
Error 3: Si mantener el sistema es una tarea demasiado complicada para los padres
Los padres de los niños con dificultades de
comportamiento se suelen sentir muy saturados cuando les presentas la idea de
añadir otra tarea a su complicado horario. Por eso, es crucial que el sistema
de puntos sea construido de manera que permita a los padres poder mantenerlo de
forma fácil y práctica, y que puedan mantener la motivación. Además, es
importante explicarles que se trata de un proceso que lleva su tiempo, y que
los cambios no ocurren de forma lineal.
Error 4: Los premios son muy difíciles o muy fáciles de obtener
La selección de recompensas es una parte
importante a la hora de construir un programa de estas características. Primero,
los premios deben ser deseables para el niño, ya sabemos que los dulces gustan
a la mayoría, pero hay algún niño que lo pasa mal en los cumpleaños, porque no
le gusta la tarta, por ejemplo, y eso hay que tenerlo en cuenta, porque
entonces no tendrá valor reforzante.
Los refuerzos elegidos deben exigir algo de
esfuerzo para poder ganarlos, pero lo suficientemente viables para que el niño
pueda acceder a ellos y tenga éxito, que es lo que se persigue. Además, según
el programa va desarrollándose, habrá que ir añadiendo, alternando y/o
sustituyéndolos para evitar el efecto de saciación y que el niño no se aburra.
Un aspecto importante es que los puntos deben ser
administrados lo más cercano posible a la conducta positiva y que la recompensa
que logre a través de esos puntos también sea cercana en el tiempo, para así
fortalecer el vínculo entre la conducta deseada y la consecuencia positiva.
Error 5: Al niño no se la dan oportunidades de ser recompensado por practicar o acercarse a la conducta deseable.
También es importante premiar las veces que el
chico se acerca a lo que queremos que ocurra, según el procedimiento de
aproximaciones sucesivas y moldeamiento. Así, como su nombre indica, podemos ir
‘moldeando’ o construyendo el comportamiento deseado, para que se vaya
instalando en el repertorio conductual del niño de forma más estable.
Como hemos comentado, es bueno que estos sistemas
los construya un profesional entrenado en la técnica, para que podamos
asegurarnos el mayor éxito posible y no ‘quemar’ un recurso que puede ser muy
valioso con nuestros niños y adolescentes.
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