¿Sabes que el 90% de las
preocupaciones que tenemos cada día nunca sucederán, que las personas somos más
felices cuando tomamos nuestras propias decisiones y que con un cuarto de
segundo que te des, te puedes cuestionar lo que haces?
Convencer al cerebro de que la vida está para ser
vivida y no pensada
Biológicamente hablando nos han enseñado a que debemos
estar preocupados porque todo lo que ocurra fuera nos pueda dañar. El
responsable es nuestro propio cerebro que, a través de la amígdala, nos hace
estar pendientes de donde nos pueden hacer daño. Eso hace que pensemos más la
vida y no la disfrutemos y por eso el ser humano está más pendiente de lo que
no está haciendo.
¿Cómo
cambiar esa realidad?
Víctor Frankl, en 'El hombre en busca de sentido',
dice que la última libertad del ser humano es la elección de la actitud, que es
la predisposición con la que nos enfrentamos a la realidad. En la medida en la
que puedas modificar estos filtros también tenemos la posibilidad de tener
múltiples pensamientos sobre una realidad.
Otro aspecto importante es la atención consciente. Con
esa consciencia se generan alternativas. Según el neurocirujano Benjamin Libet
hay un cuarto de segundo de retardo entre el momento en el que una persona
siente un impulso y entre el momento en el que actúa. Si te das ese cuarto de
segundo para poner atención consciente, te puedes cuestionar las decisiones. Me
paro para elegir mejor. Eso es poner conciencia. Y aunque parezca mentira, se
puede hacer, como siempre, es cuestión de entrenamiento. ¿Cómo? Por ejemplo, parar
tres o cuatro veces al día y crearse una cultura de pensar aunque sea un minuto
o dos, a plantearse lo que uno hace.
Por otro lado, la autoexigencia y el perfeccionismo hace
que nos autovigilemos constantemente y no disfrutemos. En lugar de
perfeccionismo es preferible la excelencia, que está al servicio de ser mejor.
Michael Jordan dijo en una ocasión: "He fallado más de 9.000 tiros en mi
carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para tomar el
tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida
y eso es por lo que tengo éxito". Eso es la excelencia.
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