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viernes, 29 de abril de 2011

HISTORIA CINCO


Vienen a buscar orientación y ayuda. Los padres, el hermano de ella, la hija y hermana de unos 40 años.

Están preocupados, ya que ella, vive en un pueblo lejos de la ciudad, junto con su marido, se dedican a la labranza, los hijos jóvenes, él 18 y ella 20, viven en la ciudad. De vez en cuando la madre viene a visitarles. Les tiene prohibido hablar con los abuelos, su contacto es el tío, de 34 años.

Ellos llevan años intentando hablar con ella, ayudarla. Le han ofrecido la casa para cuando venga a la ciudad, ella lo ha aceptado pero una vez en casa a los pocos minutos se enojó, y reaccionó con ira y se fue dando un portazo y sin dar ninguna razón.

Estos últimos 12 años, ellos, han intentado ser lo menos intrusivos, a veces la madre, no puede y le pida a la hija alguna explicación, esta se enoja y la insulta. Desean saber cómo poder ayudarla y poder comunicarse con ella.

Al principio de la historia, ella, en contra la opinión y voluntad de los padres, hermano y amigos, decide casarse. Desde el principio él se comporta agresivamente con ella y a los pocos meses se impone y ella pierde la confianza, la seguridad y le va teniendo miedo. De manera que se establece la relación maltratador-maltratada.

Esta relación es el paradigma de lo que el “refuerzo intermitente” puede hacer y afectar sobre el comportamiento humano.

Ella se esfuerza para que no haya ninguna situación que a su marido moleste o le disguste, cada vez se tiene que esforzar más, ya que cualquier pequeña cosa, incidente o a veces simplemente el mal humor de él, hace que estalle. Con relativa velocidad pasaron de la agresión verbal a la física.

Como están aislados en el campo, y el pueblo no está muy cerca, ella no necesita mucho esfuerzo para disimular delante los vecinos, aunque todo el mundo lo sabe. Ella lo justifica indicando que “es un hombre bueno, pero es que a veces tiene arranques de rabia, pero luego cuando se le pasa es muy cariñoso y dice que me quiere.

Nacieron los hijos, eso la distrajo, aumentaron sus preocupaciones y su maltrato. “…no haces nada, sólo te ocupas de los hijos… etc.”. Al final fue capaz de organizarse, de manera que cuando él volvía a casa, del campo, pero normalmente del bar, ella ya había resuelto todas las tareas de atención con los hijos y estaba así dispuesta a atenderle a él.

Cuatro, casi cinco años, los hijos fueron creciendo, y a él no le pareció bien la escolarización, “…ya aprenderán más tarde….” Ella a esa altura del tiempo ya había roto con los padres, él la presionaba y le influía sobre “…..que pasa que tu madre decide lo que vas a hacer… además ya sabes cómo es tu padre, nunca me han aceptado, ellos se creen superiores….” Día a día con esa letra o canción parecida. Cada vez que hablaba con ellos, terminaba criticándoles por todo y reprochándoles y afirmando que por culpa de ellos, ella estaba en esa situación, por no haber aceptado a su marido… etc.

Hay otro hermano, con el cual tuvo algunos altercados, decidió salir de la vida de ella y así lo hizo. Cosa que a ellos, los padres, les entristece, pero lo comprenden.

En ese tiempo, sobre los cinco años de matrimonio, ella se armó de valor, decidió abandonarlo y cogiendo a sus hijos se vino a la ciudad, a la casa de los padres. Ellos comprendieron la situación y le ayudaron, intentaron no entrometerse en esta situación. Al principio el marido no daba ninguna señal de existencia, pero pasados unos 10 días empezó a llamar y la insultaba y amenazaba por teléfono. El mensaje era: “… no sé porqué te has marchado, si aquí no te falta nada, tienes de todo y tu deber es estar con tu marido y además los hijos deben estar en casa con sus padres….”

Esas llamadas producían miedo e incluso algunos momentos llegó a dudar si lo que estaba haciendo estaba bien. “ … Es cierto, la mujer debe estar con su marido y además él no es tan malo, sólo cuando vuelve del bar un poco cargado, pero ya le conozco, es así y sé manejar la situación…..” A la vez el hermano la escucha y le ayuda a ver las cosas con cierta objetividad. Los padres en cambio no quieren saber nada de él.

Tienen la creencia que insistiendo en describir como él se comporta con ella y con los hijos, ella va a ver la realidad y comprender mejor lo que sucede y así fortalecer su situación actual. Se equivocan, ya que termina pensando que su marido tiene razón, los padres no le quieren y esa es la causa de su infelicidad, ya que si él fuera aceptado serían todos muy felices...

Pasan días, poco a poco ella va perdiendo algo del miedo y se atisba un principio de autonomía en sus acciones. Está más permeable a escuchar y el hermano y alguna amiga, le proponen que sería bueno, buscar ayuda profesional, insistiendo un poco termina aceptando la idea y buscando encuentran en un centro de salud una psicóloga que la puede atender.

Ella acude a entrevistas. Ellos, los padres y el hermano confían que eso le ayude a encontrar la tranquilidad, y sobre todo la seguridad que ella ha perdido y pueda de manera eficiente, resolver esa relación tan destructiva para todos.

Pero, llega un día a casa y dice que la psicóloga le ha dicho que debe hablar con él y entonces le llama y queda con él. Ese día ella se arregla, como no lo había hecho hace tiempo. Ellos los padres y el hermano, intentan disuadirla. “Que no es le momento, que no estas preparada, y muchos otros argumentos, incluso ofrecen la casa para la entrevista…” Pero no, la psicóloga ha dicho que debe ella hablar con él y punto.

El gran día, ellos y el hermano esperan impacientes. Cuando llega viene sonriente y empieza a hacer la maleta, definitivamente estaba equivocada y vuelve a su casa, al campo con él, que ha reconocido sus errores, está arrepentido y le promete que no a volverá a suceder. Está feliz, coge la maleta, los hijos y sale de casa, él la está esperando abajo. No sin antes acusar a sus padres, por querer alejar de su marido, de que son unos egoístas, que la quieren tener sólo para ellos, sin importarle lo que ella quiere, incluso permitiendo que sus hijos puedan criarse sin un padre cerca y que no quiere saber de ellos nunca más.

Han pasado más de 10 años, no han vuelto a verla. Ella está en el pueblo, vive con él. Los hijos viven en la ciudad y de vez en cuando les viene a visitar. Alguna vez la han visto, y sufren por ella, la ven muy deteriorada, mucho mayor sobre la edad que tiene, y al teléfono se pone primero a la defensiva y después muy agresiva, especialmente con la madre de ella. Pero ni una vez han ido a la casa de los padres. Los nietos tampoco quieren saber de ellos. Su única vía de contacto es el hermano de ella.

FINAL

La posibilidad de ser capaz de obtener “refuerzos” por la propia acción es parte del aprendizaje de independencia y autonomía. Muchas personas, por diversas razones, son incapaces de conseguir refuerzos suficientes, como alcanzar aceptables niveles de autonomía o autosuficiencia. Necesitan que otros, a los que consideran “importantes y vitales” mediante la interacción con ellos obtienen refuerzos que de otra manera no sueles ser capaces de obtener. Pero a la vez, esos otros administran la relación de manera intermitente, de manera que consiguen una elevada dependencia hacia ellos, de llamémosles, sus ‘esclavos emocionales’.

Para recibir el cariño, amor o simplemente el buen trato, “….debes hacer exactamente lo que quiero y no desviarte, ni un milímetro. Si no lo haces, te puedo castigar, simplemente te ignoro, te castigo y llegado el momento te maltrato…”. Con lo que tú: “… buscas que él se comporte contigo, como desea, necesitas y “sueñas” y así sucede que hay refuerzo y a la vez evitas el castigo. Programa perfecto, evitación de castigo mediante acciones claramente señaladas para obtener el refuerzo.

Esta historia ilustra el impacto que un “programa” de refuerzo puede llegar a tener sobre el comportamiento humano. La fuerza que puede llegar a tener sobre la vida de personas, llevando a tener una vida llena de miedo, dolor y de sometimiento.