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miércoles, 3 de noviembre de 2010

UNA HISTORIA


Él, hace un poco más de 15 años, decidió apoyarla. Ella estudiaría y él contribuiría con su corto salario a que ella y el hijo recién nacido, estuvieran atendidos. Ser funcionario de organismo público, tiene eso, no es mucho, pero es seguro.

Ella estudiaba, él trabajaba y cuidaba del hijo. Ella iba a la universidad, él hacía las cosas de la casa, en las enfermedades del hijo, él pedía permiso, incluso se internaba con el hijo en el hospital, y estaba encantado de hacerlo, ”para qué tienes un hijo si no te dedicas a él”. Por supuesto ella colaboraba, él se sacrificaba.

El tiempo pasa, el hijo crece, él continua con la misma actitud y comportamiento, ella es inteligente termina los estudios con buenas notas y resultados. La contratan para hacer prácticas, y con ese primer ingreso, ella hace un crucero sola, necesita descansar y padre e hijo en casa están bien. Él comprende.

Un tiempo más, ella consigue un buen trabajo, ellos están contentos. Primera nómina de ella, le pide a él separación de bienes. Él acepta y firma. Desde ahora lo mío es mío y lo tuyo es tuyo. Ella gana en un mes lo que él en dos y medio. Pero lo tuyo es….

Pocos meses después ella decide separarse, él no entiende, desde el principio ha estado atento a todo lo que ella quiere y le ha dado todo lo que él ha podido. No comprende qué pasa, porque ahora que ha terminado la carrera, ahora que podrían vivir mejor…. ¡No sabe, no comprende que es justamente por eso!.

Llegan los papeles, la demanda de ella, él se defiende, busca ayuda. Teme perder al niño, ya tiene 5 años. Ahora comparte con él, y está pendiente, su vida es el hijo. Ella se fue de casa, tiene más recursos, puede contratar profesionales más caros, se supone, más eficaces. Al final después de varios meses, la juez da la sentencia. El hijo queda bajo la custodia del padre y se acuerdan las visitas y todas las cosas pendientes en un acuerdo.

Él está tranquilo y bien, ella recurre, no está de acuerdo. Pero las autoridades ratifican la decisión de la juez. Él con más tranquilidad y con ayuda profesional trabaja responsablemente en la educación y formación de su hijo.

Varios años, hijo buen estudiante, él, padre dedicado a su educación, excelente ambiente en casa, comunicación directa y comunicación clara. Todo fluye con facilidad y armonía. La madre alguna vez ha ejercido su derecho de fin de semana, ha estado muy ocupada desarrollando su carrera. Ahora es un personaje importante. Excelentes condiciones económicas. El hijo no se encuentra a gusto en casa de la madre, “…está enfadada todo el tiempo y está criticando todo lo que hace papá...”, el padre insiste en que debe ir, es su madre.

Con esas disrupciones, la vida continua más o menos tranquilamente, hasta que al inicio de la adolescencia, la madre hace un escrito al juez, para tener la custodia de su hijo…… Nuevos papeleos, interpelaciones, evaluaciones y un sin fin de cosas. Al final, teniendo en cuenta la edad del hijo, se le pregunta y él de manera categórica afirma que quiere quedarse con su padre.

Aparente final de esta ronda, al poco tiempo la madre vuelve a atacar, -es fácil pensar que sus conocidos tal vez digan, ”¿porque tú no tienes la custodia de tu hijo, cuando ha sido siempre así, los hijos se han quedado con sus madres, qué ha sucedido para que una juez se la haya dado al padre?” Evidentemente nadie valora al padre, tan sólo observan los posibles errores de la madre.

Y vuelve a la carga.

Esta vez, hace cumplir las visitas, está pendiente del hijo, hay cambio de estrategia, ya es un adolescente, le compra cosas, la mayoría de veces que vuelve a casa del padre, lleva un bolsa con algo comprado por la madre, ropa, cosas, además de salir a sitios varios. Este primer ataque diferente no cambia la actitud del hijo. El padre observa con incertidumbre lo que está sucediendo, pero todavía: “mamá cree que me puede comprar, si cuando estamos en su casa, sigue gritándome y dice que por tu culpa estoy así”, …él es muy permisivo contigo, claro y yo tengo que ponerte las reglas, a mi me toca la peor parte.…” Pero no quiero ir con ella.

La madre recurre a las instituciones oficiales, para convencer al hijo. Citan al padre y le presionan para que “permita que el hijo vaya a visitar o pasar el tiempo con la madre”, él explica que nunca se opuso y que al contrario los únicos disgustos que han tenido, están relacionado por su insistencia de que vaya a visitar a su madre, a que cumpla las visitas, y cosas así. Las profesionales “no creen… hacen del tema causa de género” y empiezan una serie de entrevistas con el padre y con el hijo, para que “se lleve bien con la madre”. Al final la opinión del hijo se toma en cuenta. ”Quiero seguir con papá”.

Él busca comprender, saber lo que está sucediendo, se le advierte de la edad del hijo y de lo vulnerable que puede ser a “regalos” y a la satisfacción de los caprichos. Él acepta y mantiene el orden, insiste en su método. Habla con el hijo, orienta e insiste en las responsabilidades, no sólo de estudio, también las de casa, poner la mesa para la cena, recoger la habitación y algunas cosas más que siempre se han hecho. Con altibajos, con tensiones pero funcionando, la convivencia es aceptable, hasta antes del verano.

Primavera, la madre cambia de estrategia, no fuerza, ahora regala y escucha. Salen a varios sitios, les acompaña el nuevo novio de ella, que establece buena relación con él. Es divertido y le escucha, le regalan cosas, le llevan a sitios interesantes, viajes de fin de semana, espectáculos, teléfono móvil y sobre todo ropa ‘de marca’.

La estrategia va produciendo efecto. “Papá tu eres pobre, no como mamá… su novio es divertido y me permiten… porque no eres como ellos…”, para al final “prefiero ir a vivir con ellos, me lo paso mejor”. Fuerte tensión en casa paterna, cuando es hora de acostarse, de cortar con internet, poner la mesa, hacer los deberes y esas cosas. A la adolescencia se le añaden los regalos, los viajes, las salidas y más…

A finales del invierno pasado, el hijo le pide al padre que le gustaría irse a vivir a otra ciudad, ya que no está a gusto en esta. Al padre le parece bien e inicia un trámite, en su trabajo para poder ir a trabajar a otra ciudad. El trámite es laborioso y complejo, no solo deben darle permiso aquí, sino que deben estar de acuerdo allí y además es un intercambio, alguien debe venir, para poder irse y además el jefe de allí, debe finalmente estar de acuerdo, en fin que empieza el trámite y tendrá noticias más adelante, posiblemente después del verano tendrá la respuesta.

El verano llega y aumentan las tensiones, “…papá aquí somos muy pobres, deberías ver la casa de mamá… mamá me deja estar hasta tarde en el ordenador, tu eres…” y suelta un montón de improperios, se le ve enfadado y sobre todo muy frustrado, a la menor oportunidad, por ejemplo cuando vuelven del pueblo, va directamente a casa de su madre…

En el momento actual, el traslado de puesto de trabajo está concedido, pero el hijo ha decidido que no va, “ ¡que voy a hacer en otra ciudad, si mis amigos están aquí, además no quiero alejarme de mamá…, etc.” argumentos. El padre ha decidido que si eso es lo que quiere que se quede con su madre, está dispuesto a buscar un acuerdo y renunciaría a la custodia, porque tiene claro que si el hijo es lo que quiere, él va a respetarlo.

Le hubiera gustado, ya que fue él quien lo pidió, mudarse a la otra ciudad con él, pero está dispuesto a empezar otra vez, una nueva vida. Qué se la va hacer…

CONCEPTOS, REFLEXIÓN O ANÁLISIS

Lo esencial está relacionado con lo que sucede en cada momento.

La relación con eventos reforzantes o estimulantes, va moldeando el comportamiento, esa relación, de manera directa, se ve influenciada en la forma en que las personas establecen su relación con el medio, y cuando decimos medio, no sólo son cosas, sino fundamentalmente personas, de relación interpersonales.

Sí, mamá ahora, es verdaderamente capaz de administrar el refuerzo sobre aquellos comportamientos que hacen que su hijo esté más cerca de ella, lo conseguirá con relativa facilidad, más aún teniendo en cuenta el nivel de adolescencia del chico. Donde existe un exigencia de inmediatez casi sobre todo.

A eso se le debe añadir el valor de la intermitencia dentro de la administración de los refuerzos, a veces si, a veces no. Puede que a veces sea una cantidad de tiempo transcurrido y otras otra. Lo importante es que obtenga refuerzos por aquellos comportamientos que le acerca a la vida y estilo de la madre.

Pero paralelamente ese tipo de dirección, debido al esquema y valores educativos del padre, le aleja de él. Al final son dos estilos de vida diferentes.

El hijo al final, a medida que pase el tiempo deberá aprender a ver las cosas con perspectiva. Y ser capaz de comprender las acciones de cada uno de sus progenitores en relación con lo que a su vida le han aportado.

Dentro de la educación y formación de nuestros hijos, y directamente dentro de la relación interpersonal, es decir padre – madre, madre – hijo, hijo – padre, etc, tiene mucha importancia el intercambio continuo de reforzadores. Es decir, en tu presencia, ¿qué sucede cuando hago algo?. Cuál es la relación de Consecuencias que mantenemos dentro de la relación. Que haces tú cuando yo hago algo y la vez qué hago yo cuando tú haces algo? Si lo que obtengo tiene que ver con satisfacción de necesidades o simplemente con elementos de placer, ayudara a que vuelva a hacer lo mismo. Lo que es gratificante, lo que me refuerza y a su vez lo que te gratifica y es reforzante, marcará la base de un tipo de interacción.

Y no debemos olvidar que: “el intercambio de conductas es un aspecto importante de la educación y formación…