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miércoles, 29 de agosto de 2012

El PSICOPATA COTIDIANO



En estos días, cada vez que oímos las noticias, todos nos horrorizamos cuando nos cuentan lo que alguien ha podido llegar a hacer con sus hijos, y no nos ‘llega el entendimiento’ para asimilar una cosa así. 
Cuando hablamos de psicópatas pensamos en personajes como Jack El Destripador, u otros asesinos en serie. El cine ha dejado impresa la idea de que el psicópata es un personaje con gusto por el dolor ajeno. Tendemos a pensar que el psicópata es aquella persona capaz de cometer los crímenes más atroces, si bien es cierto esto, también existen personas que no por no cometer actos delictivos, dejan de ser psicópatas.
Para zozobra de algunos… el tema es más complejo. Hay personas que no delinquen, que están integradas en la sociedad y que sin embargo, presentan rasgos psicopáticos y casi todos nosotros hemos sufrido sus consecuencias. Se nos ha podido presentar en forma de  jefe déspota, pareja manipuladora o amigo emocionalmente explotador. El divulgador científico Eduardo Punset trató de confirmarlo con el doctor Robert Hare, una autoridad en psicología criminal. La respuesta que obtuvo fue concluyente: “Es completamente cierto”. 
Este investigador explica que la única característica ineludible en un psicópata es que carece de emociones, de la capacidad de situarse en el lugar de otra persona para siquiera imaginar su sufrimiento, “es como intentar explicarle los colores a un daltónico”. Este fenómeno ha sido ampliamente investigado en laboratorio mediante un análisis de la reacción neurológica de estos individuos ante estímulos como fotografías o textos. “Si le mostramos la palabra violación a un psicópata, la entiende como una palabra neutra, como mesa, silla o árbol. Las zonas del cerebro relacionadas con las emociones, simplemente no se activan como deberían. Gracias a sus consejos, la policía estadounidense ha logrado resolver varios casos atribuidos a psicópatas. En la entrevista para Punset, por ejemplo, se cuenta el caso de un asesino en serie al que se atribuía ocho crímenes, pero solo se podían probar tres. Los investigadores trataron de apelar a la imagen de las familias de sus víctimas para hacerlo confesar, pero no lo conseguían. Tras una charla con Hare, los policías cambiaron de estrategia: le dijeron que no podía considerarse un asesino en serie porque “apenas” había matado a tres personas. El individuo confesó. Habían apelado a su propia forma de entender las cosas.
Otra característica común es la instrumentalización de las relaciones, “cosifican” a las personas, que se convierten en herramienta para conseguir sus objetivos. Todo ello, en ocasiones, integrado en alguien con un encanto especial, que goza de una gran capacidad verbal, que les sirve como técnica de persuasión. Otros expertos añaden que no siempre son líderes, también nos podemos encontrar con una ‘persona gris’.
La sociedad no ayuda mucho a minimizar el impacto y el alcance de éstos. Se valora de forma positiva este tipo de personalidad, confundiendo estos rasgos con capacidad de decisión, seguridad en uno mismo y determinación en la consecución de sus objetivos.
Quizás el futuro y las diferentes líneas de investigación que se están llevando a cabo traigan nuevos abordajes para el tratamiento de la psicopatía, mientras, debemos confiar en nuestro criterio para mantenernos alejados de sus manipulaciones.