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viernes, 28 de mayo de 2010

TÚ ERES LO QUE DICES II


Seguimos con el tema del LENGUAJE, en el libro “Tú eres lo que dices” Budd nos explica cómo el cuerpo ‘aprende’ a través de la palabra y cómo lo que él llama “los diez virus del lenguaje” perjudican la salud.
Estos virus lingüísticos son realmente fallos en la comunicación, pero Budd los denomina así porque atacan las relaciones, alteran las estructuras de los individuos que establecen esas relaciones y generan insatisfacción y malos humores. Es decir, los virus del lenguaje no sólo producen ineficacia y roces entre las personas, sino también estados de ánimo negativos; por eso es importante detectarlos y modificarlos. Los explicamos:

1. NO TE PIDO NADA.
A menudo las personas creen que quieren o necesitan algo de otra persona, pero no formulan una petición; puede que se quejen interiormente o ante otros, pero aún así no hacen peticiones. ¿Por qué? porque es doloroso para nosotros que nos rechacen. En realidad una negativa a una petición no es más que eso: una negativa a la acción solicitada, no un rechazo a la persona.

2. “DEBERÍA VENIR CONMIGO”. Vivir con expectativas no comunicadas.
Hay veces que la persona vive en un mundo de “deberías” y expectativas que en realidad son peticiones no expresadas. Mantenemos conversaciones privadas con nosotros mismos sobre lo que otras personas deberían y no deberían hacer, pero no hacemos peticiones abiertas y manifiestas a esas personas. Y cuando no hacen lo que nosotros esperamos, nos sentimos decepcionados, resentidos y enfadados. Pero lo cierto es que esa persona puede que ni siquiera sepa lo que se esperaba de ella.

3. POR FAVOR, ¿PODRÍAS HACERME UN CAFÉ? (¿con leche? o ¿solo?) Hacer peticiones poco claras.
Muchas veces hacemos peticiones poco claras pensando que los otros saben lo que queremos, pero lo cierto es que los otros no ven el mundo como uno mismo. Por eso, para que la relación tenga éxito, las peticiones deben ser exactas y detalladas, aumentando así la posibilidad de satisfacción mutua.

4. ¡AYÚDAME CON EL INFORME! No observar el tono de la petición.
Algunas personas hacen las peticiones como si fueran exigencias, o por el contrario, como las haría un mendigo. Cuando hacemos peticiones no solemos ser conscientes de que el tono de nuestras palabras afectan al oyente como las palabras mismas. Si nos mostramos exigentes, la gente podría rechazar nuestras peticiones, o podría hacernos promesas al sentirse intimidada.

5. VALE, TE PEDIRÉ CITA (¿para qué día? ¿a qué hora?...). Prometer incluso cuando no se tiene claro lo que se ha pedido.
A veces una persona cree saber lo que se espera de ella, así que empieza una actividad, pero a medida que avanza su falta de claridad se pone de manifiesto provocando ansiedad, y cuando no consigue producir el resultado deseado, también desconfianza en la otra persona. Para evitar esta situación lo mejor es preguntar y aclarar aquello que no haya quedado claro.

6. SI, SÍ, SÍ, SÍ, SÍ... No rehusar las peticiones.
Algunas personas dicen que sí a todas las peticiones. Hemos sido educados para complacer a los demás. Creemos que así somos “buenas” personas y que es “malo” decir que no. Esta creencia es destructiva porque la persona se encuentra sobrecargada de promesas que muchas veces no podrá cumplir o haciendo muchas cosas que no quiere hacer, generando ansiedad y desgaste.

7. AUNQUE SE LO HE PROMETIDO, NO IRÉ. Faltar a las promesas.
Cuando hacemos una promesa nos comprometemos a realizar una acción futura y creamos una expectativa en la otra persona. La confianza es la valoración que hace la otra persona de que cumpliremos la promesa, así es que ésta confianza hay que cuidarla para seguir manteniendo una relación sana.

8. DIOS EXISTE. Tratar las valoraciones como si fueran la verdad. Si tratamos las valoraciones como si fueran la verdad, surgirá el conflicto. Vivir con los demás con respeto y dignidad debe incluir la idea de que la gente tiene la libertad de tener sus propios criterios.

9. NO SÉ EL MOTIVO, PERO NO ME GUSTA. Hacer afirmaciones sin un fundamento riguroso. Es bueno utilizar argumentos para emitir nuestros juicios. Las personas que hacen valoraciones sin rigor no suelen ser tomadas en serio y dan impresión de inseguridad.


10. SERÉ UN BUEN PROFESIONAL. Hacer declaraciones fantásticas. Cuando hacemos este tipo de afirmaciones, damos por supuesto que ocurrirá por sí sola. Lo más adecuado es movilizarse en la búsqueda de los propios objetivos.

De estos diez virus lingüísticos podemos concluir realmente que “lo que dices es lo que eres” y que las acciones lingüísticas tienen un profundo efecto en la vida y en la salud, es decir, las palabras afectan al cuerpo.